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Una transformación de comunicarse

30 de marzo 2017

¿Alguna vez hayáis dicho algo “de moda” a vuestros padres, pero devuelven en sus caras un rostro de confuso? O quizás vos haya sorprendido el atuendo tan popular en aquel día suyo– los “bodysuits” de los años 90 han vuelto! Aunque hay una gran brecha entre la juventud y los padres, el factor muy destacado que les separa es la tecnología. El uso tecnológico ha afectado las generaciones por las matices diferentes, unas de ellas más evidentes es la de comunicación.

 

Si se pidiera a un promedio adolescente un objeto que siempre está en su lado, y le diría que es su móvil. Este aparato, inventado en los años 70, ha sometido un amplio de modificaciones: el reemplazo de los teclados con las pantallas táctiles, la desaparición de los “flips”, la mejora de su cámara, y la habilidad de descargar cualquiera aplicación en que se pueda pensar. Bueno, al inicio, el propósito mayor de los teléfonos era hablar a los demás por mucha distancia. Esto ha ayudado a la generación anterior, pero no se puede ver al adolescente va hablando por voz sino los mensajes de texto y las redes sociales.

 

La característica de los textos ha atraído la juventud; no más es hablar cara a cara sino cara a pantalla. Esto claramente se lleva las ventajas y las desventajas. En primer lugar, nuestros padres se crían la mayoría de sus vidas sin los móviles, así que no ven la gran necesidad de los textos; prefiere poder oír la voz de su oyente y ¡francamente creen que es más tedioso maquinar! Muchos padres quejan de sus hijos con sus caras pegano en sus pantallas a la cocinera. A pesar de la comunicación rápida, se puede inferir que la cultura de móviles ha decaído la cantidad de contacto entre el adolescente y sus ambiente físico.

 

Los creadores de las redes sociales saben que su público son los milenarios, así que muchas aplicaciones y sus actualizaciones han sido hecho para contactarlos por sus móviles. Con la popularidad de Snapchat, se puede mandar una foto (usualmente un selfie) con una capa de un texto corto—técnicamente es una manera de “cara a cara,” ¿no? No me equivoquéis—las redes sociales en los móviles pueden servir algo a los padres de los milenarios. Según unos hallazgos, un gran 90% de los padres creen que las redes sociales son útiles. Para los milenarios, usan las redes para estar al corriente con la moda, hablar con amigos y parientes, y buscar los consejos. Para los padres, quieren mantener contacto con sus parientes y cuidar a sus hijos; es decir, es su forma de “vigilar” a lo que están haciendo.  El trabajo de los padres a menudo requiere que tengan conexiones mediante las redes.

 

Para atar cabos, los dos padres y los niños se han integrado en la vida con que entrañan las características de los móviles, pero por sus motivos diferentes. Es verdad que hay una diferencia en las formas de comunicarse entre las generaciones, pero decir que los aparatos son perjudiciales es implicar que los avances tecnológicos adentro los móviles no sirven para nada. Como escritora que pertenece en el grupo de los milenarios, me pregunto cómo sería el mundo en el año 3000 si los milenarios actuales se convirtiera en la próxima generación antigua. Yo pensaría que las nuevas actualizaciones de los móviles son más distraídas que este época? Probablemente. Podría relacionar y entender con los nuevos milenarios? Absolutamente. Finalmente, con este pensamiento llego a otra pregunta: ¿Sería posible disminuir la brecha entre los futuros milenarios y sus generaciones anterior con respecto a los móviles? ¿Habrá algo nuevo que sea de verdad nuevo?

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